Bellas amigas! Les escribo estas palabras para compartirles a cerca de los círculos de mujeres, que para mí son tan especiales y transformadores. Creo que muchas pueden no estar muy familiarizadas con lo que son, por lo que les contaré la historia de mi primer círculo. ☺
Desde que empecé a escuchar a cerca de los círculos, hubo en mi interior un SI tan intenso que fue difícil no prestarle atención, asi que finalmente fui acompañada de mi hermanita, contenta de compartir con ella esta experiencia. Mi primer círculo me marco profundamente porque rompió con prejuicios y estereotipos a cerca de la feminidad que cargaba dado mi condicionamiento cultural. Fue en una comunidad de matronas naturales cerca de un riachuelo rodeado por montañas. Después de cada semana de convivencia, ellas se reunían semanalmente para conectar y expresar, e invitaban a las mujeres de los alrededores a participar.
Habiendo crecido en la ciudad, me resultaron muy peculiares esas mujeres. Eran diferentes a lo que estaba acostumbrada. Una de ellas tenía los pechos fuera, y se los acariciaba con total naturalidad. Otra tenía una melena de pelo blanco preciosa que junto con unos ojazos azules le daban un toque casi angelical. Unas tenían amplios mechones debajo de las axilas y en las piernas. Otras tenían originales atuendos coloridos y expresiones muy variadas. Había niñas que acompañaban a sus mamis, jóvenes y señoras mayores. Diría que éramos unas 30 en total.
El circulo empezó. Hay ciertas pautas que lo diferencian de una reunión social convencional. En primer lugar, todas nos sentamos en un círculo, un espacio sin jerarquías en las que preside la igualdad. También es protagonista en este encuentro el bastón de la palabra cuya función es facilitar una comunicación íntima y auténtica. Éste da la palabra únicamente a quien lo tenga, creando un espacio solemne para ser escuchada. Se alienta hablar desde el corazón y a cerca de nuestra propia experiencia. Se desalientan opiniones y consejos.
El circulo comenzó con el canto de tres Om. Normalmente se hace una pequeña meditación o canto con el fin de aquietar la mente, enraizarnos en el cuerpo y cultivar presencia para escuchar y abrirnos a que la espontaneidad auténtica hable con nosotras en nuestro turno. Las mujeres expresaban sin tapujos lo que había en su corazón en ese momento de sus vidas, lloraban, reían, o hablaban de lo que las había molestado durante la semana. Desde el principio me fascinó la estructura, el crecimiento personal de las participantes y la hermandad que se creaba, la conexión.
Han pasado un par de años desde ese primer círculo, en los que he asistido a varios tipos diferentes. Sinceramente creo que este movimiento puede cambiar el mundo, un círculo a la vez, y ofrecerle a la sociedad la feminidad de la que esta tan necesitada. El círculo ofrece un espacio seguro en el que sanar heridas en una misma, sujeta amorosamente por las demás; un espacio donde nutrir un tipo de expresión más auténtica, respetuosa y consiente. El cambio luego trasciende al círculo, en ese día a día de las mujeres involucradas, expandiéndose a sus seres queridos, a sus lugares de trabajo, y al mundo entero. MWAHAHAHAHAHAAH!!
Me encantaría formar un círculo aquí en Madrid. Esta es una invitación para quienes les resuene la idea o tengan curiosidad por saber más del tema.
Besitos! x